Perú escala 5 posiciones en el índice de innovación global

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Recientemente, la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) publicó una nueva edición del Índice de Innovación Global (GII, por sus siglas en inglés). Este evalúa la capacidad de innovación e identifica las fortalezas y debilidades en dicha materia para 132 economías. En detalle, el índice analiza la calidad de los insumos que influyen en el proceso de innovación (instituciones, capital humano e investigación, infraestructura y sofisticación del mercado y de empresas), así como los resultados del proceso (generación de conocimiento y tecnología e innovación creativa).

En la última edición, el Perú ocupó el puesto 65 entre las economías evaluadas, lo cual implicó una mejora en cinco posiciones respecto de la edición anterior. Esto posicionó a nuestro país como la sexta mejor economía en innovación en la región América Latina y el Caribe, mientras que los líderes en la región son Chile (puesto 50), Brasil (puesto 54) y México (puesto 58).

Sin embargo, a pesar de que la economía peruana sobresale en materia de insumos disponibles para la innovación al obtener el puesto 52 de 132 economías evaluadas —el segundo mejor resultado en la región—, ocupó el puesto 81 en materia de producción de innovación. Es decir, mantiene una de las mayores dificultades para utilizar los recursos disponibles y transformarlos en investigación, desarrollo tecnológico y mayor productividad. A manera de referencia, la diferencia es considerablemente menor en Chile (14 puestos rezagado en productos) y Brasil (5 puntos rezagado en insumos).

Entre los factores que explican esta situación, resalta el desempeño del Perú en el pilar de generación de conocimiento y tecnología, donde ocupó el puesto 90 de 132 economías evaluadas. No obstante, los peores resultados pertenecieron a la categoría de difusión de información, en la que alcanzó la posición 106. Esta categoría considera la proporción de exportaciones orientada a servicios de tecnología de la información y comunicación (puesto 112), la diversificación y complejidad de la producción y exportaciones (puesto 96), las exportaciones de alta tecnología (puesto 93) y la proporción de comisiones por uso de propiedad intelectual (puesto 71).

Al respecto, en ediciones anteriores, la OMPI ha reconocido que los niveles y calidad de la educación, así como una mayor investigación, son los principales determinantes de la capacidad de innovación en los países. Más aún, reducir la brecha de habilidades avanzadas en tecnologías de la información y comunicación (TIC), programación y ciencia de datos es fundamental para adoptar mayor tecnología en diversos sectores e incrementar su productividad, incluyendo la agricultura. Sin embargo, en el Perú todavía se carece de la educación necesaria en estas materias.

¿CÚAL ES LA COMPENTENCIA TÉCNICA DE LOS TRABAJADORES PERUANOS?

Si bien la proporción de hogares a nivel nacional que tuvo acceso a internet aumentó del 13% al 48.7% entre 2011 y 2021, según la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), este resultado continúa dejándonos en una posición rezagada frente a los líderes de innovación en la región. Como muestra, en Chile la cifra ascendió al 67.5% de los hogares durante el año pasado, según la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel), mientras que en Brasil llegó al 90%, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

Esta situación influye considerablemente en la calidad de los trabajadores peruanos, pues investigaciones del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) encontraron que el 43.6% de los trabajadores adultos no tenían experiencia con computadoras o fallaban en pruebas básicas como manejar el mouse o abrir correos electrónicos durante la última década. Si comparamos este resultado, es peor que los resultados de países con mayor capacidad de innovación, como Chile (25.2% de empleados en dicha categoría) y el promedio de los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (17.2%).

Lo cierto es que esta carencia de capacidades limita el desarrollo profesional de los trabajadores peruanos, pues el 28.1% de la población entre 16 y 65 años reportó no encontrar empleo o no ser ascendido en sus centros laborales, debido a la falta de competencias informáticas durante la última década, según el MTPE. Lamentablemente, la cifra se mantiene elevada inclusive al considerar solamente a la población con educación superior (22.3%).

De acuerdo con la Enaho, el año pasado se registró un total de 7,543,145 personas con 14 años a más, a nivel nacional, que utilizaron de manera frecuente computadoras, laptops, tablets o similares, y la gran mayoría de ellos utilizó internet diariamente (95.4% de este grupo). Sin embargo, al analizar las competencias adquiridas en uso de TIC, la gran cantidad de ellos reportó habilidades básicas. Asimismo, más del 95% de la población en edad de trabajar reportó utilizar los medios anteriormente mencionados para mover archivos o carpetas, copiar o pegar información dentro de un documento, o enviar e-mails con archivos adjuntos.

En contraste, solo 7 de cada 10 personas en edad de trabajar reportó utilizar las TIC para elaborar presentaciones electrónicas o utilizar formulas aritméticas básicas (sumar, restar, multiplicar o dividir) en Excel. No obstante, la proporción de personas que utiliza estos mecanismos para instalar y configurar softwares o programas informáticos se reduce considerablemente al 36.8%, al igual que aquella que emplea lenguajes de programación especializados (10.5%).

Lamentablemente, la falta de capacitación profesional en nuestro país no se explica solamente por la carencia de oferta educativa o desinterés de los trabajadores, sino también porque muchas empresas, sobre todo las menos productivas, demandan trabajadores con perfiles menos sofisticados. Esto se aprecia en investigaciones previas del MTPE, que encontraban que el 52% de los trabajadores formales del sector privado con educación superior estaban subutilizados en 2016. Es decir, casi la mitad del empleo formal con educación superior se desempeñaba en ocupaciones que requerían un menor nivel de formación que el adquirido.

Debido a esto, y a la amplia presencia de la economía informal, es importante reconocer que el mercado laboral carece de incentivos suficientes para generar trabajadores altamente capacitados, los cuales son fundamentales para la adopción y generación de nueva tecnología en el país. Y la única manera de revertir esta situación es a través de una mejor calidad educativa, pero también mediante la sofisticación de las empresas, para que estas demanden trabajadores más capacitados o entrenen y desarrollen habilidades en los nuevos ingresantes.

Una muestra del rezago de competitividad de las empresas se aprecia en los resultados del Índice de Madurez de Innovación (IMI) elaborado por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) y la consultora internacional KPMG. En detalle, a marzo 2022 se encontraba que, en el Perú, las prácticas de innovación en medianas y grandes empresas estaban impulsadas principalmente por necesidades y preferencias individuales, en vez de responder a procesos definidos de innovación y planificación de crecimiento.

 

Por esto, es fundamental priorizar las intervenciones en los sectores de comercio (el segundo principal generador de empleo en el país, con el 19.5% del total de trabajadores en 2021) y manufactura (8.8% del total). Esto se puede lograr a través del reforzamiento de los mecanismos de intervención ya existentes como los Centros de Innovación Productiva y Transferencia Tecnológica (CITE), instituciones que promueven la innovación, la adopción de nuevas tecnologías, la transferencia tecnológica, el cumplimiento de normas técnicas y otros estándares de calidad.

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