La ampliación del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, destinada a modernizar la infraestructura y atender a un mayor número de pasajeros, está generando inquietud entre las autoridades de Migraciones. Fernando Núñez, director de Registro y Control Migratorio, advirtió sobre las complicaciones operativas que podrían derivarse de la disminución del área en las zonas de salida y llegada del nuevo terminal. Esta reducción de espacio podría resultar en largas filas y potencial caos para los pasajeros.
Durante una reciente prueba operativa organizada por Lima Airport Partners (LAP), el equipo de Migraciones observó cómo la reducción del espacio disponible causó que, con apenas un vuelo internacional, las filas en el área de migraciones se extendieran más allá de los límites previstos, alcanzando áreas fuera de la sala. La prueba evidenció que, en la nueva terminal, el área de salidas será de 509 metros cuadrados, lo que representa una disminución del 40% en comparación con los 805 metros cuadrados del espacio actual.
“Desde Migraciones advertimos que el espacio destinado en el nuevo terminal es menor al actual, lo cual es motivo de preocupación”, señaló Núñez en una entrevista con Cuarto Poder, enfatizando la gravedad de esta situación y la necesidad de tomar medidas urgentes para evitar problemas en el flujo de pasajeros.
Zona de llegadas y aumento de tráfico
La preocupación de Migraciones también se extiende a la zona de llegadas, que registrará una reducción del 20% en su área. Esta disminución se produce en un contexto en el que se espera un incremento en el tráfico aéreo internacional, impulsado por el crecimiento del turismo y los negocios en Perú. La Superintendencia Nacional de Migraciones cuestiona la lógica de estas modificaciones en el diseño del nuevo terminal, dado el aumento previsto en la cantidad de pasajeros.
Medidas de mitigación y adopción de nuevas tecnologías
Para enfrentar estos desafíos, Migraciones implementará varias medidas. Entre ellas, se incrementará el personal de inspección en el nuevo terminal, pasando de 15 a 21 inspectores, con el objetivo de agilizar los procedimientos de entrada y salida. Además, se evalúa la adopción de tecnologías de autoatención para el escaneo de pasaportes, la instalación de puertas electrónicas con control automatizado, y la mejora de los sistemas de verificación de identidad, lo que podría reducir tiempos de espera y optimizar el flujo de personas.
Núñez subrayó que, aunque estas medidas ayudarán a mitigar los problemas, podrían no ser suficientes si la demanda sigue en aumento y el espacio físico continúa siendo limitado.